Conducir por carreteras en malas condiciones puede tener serias consecuencias, a menudo ignoradas por falta de interés o presupuesto. En el condado de Cambridgeshire, Inglaterra, un tramo de la Haverhill Road estuvo afectado por un bache que persistió durante ocho meses, alcanzando unas dimensiones de 91 centímetros de largo y una profundidad de casi 8 centímetros. Este problema se tornaba especialmente peligroso al inundarse con la lluvia, aumentando el riesgo de accidentes. A pesar de su peligrosidad, las autoridades no tomaron medidas para resolver el problema, hasta que la creatividad de un vecino atrajo las miradas de toda la comunidad.
James Coxall, un residente local, decidió llamar la atención de una forma poco convencional: instaló un par de piernas falsas en el bache, simulando una caída humana. Coxall, con ayuda de su familia, utilizó madera, trapos, pantalones viejos y zapatos para dar vida a su peculiar protesta. La intervención no solo despertó la curiosidad de los vecinos, sino que también movió a las autoridades a tomar acción, logrando que el bache fuera reparado en solo cuatro días. Sin embargo, el ayuntamiento de Castle Camp, responsable de la carretera, no reconoció ni mencionó la ingeniosa táctica de Coxall en sus comunicados, reflejando una silenciosa pero efectiva estrategia ciudadana para lograr mejoras en la comunidad.
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