La asociación de víctimas ha expresado su preocupación por la aparición pública de un ex terrorista que, a pesar de no haber mostrado arrepentimiento por sus acciones pasadas, busca proyectarse como un «intelectual comprometido con la cultura». Según los representantes de la asociación, esta nueva faceta del ex miembro del grupo armado es un intento de lavar su imagen ante la sociedad y podría ser perjudicial para la memoria de las víctimas. La controversia surge en un momento delicado de reconciliación y reflexión sobre el pasado violento de la región.
El programa que otorga visibilidad a esta figura está producido por una asociación de escritores, lo que ha generado un debate sobre la responsabilidad de las plataformas culturales en la selección de sus participantes. La asociación de víctimas cuestiona la falta de criterios éticos al permitir que individuos sin arrepentimiento por sus crímenes ocupen espacios públicos bajo el pretexto de la cultura y el intelecto. Esta controversia ha abierto un diálogo sobre los límites de la libertad de expresión y la importancia de la memoria histórica en la construcción de una sociedad más justa y empática.
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