La Corte Suprema de Justicia de Brasil ha dictado la prisión domiciliaria del expresidente Jair Bolsonaro, acusado de violar medidas cautelares por riesgo de fuga mientras enfrenta un juicio por golpismo. El magistrado Alexandre de Moraes, encargado del caso, estableció que Bolsonaro no podrá recibir visitas, salvo de familiares y abogados, y ordenó a la Policía Federal realizar un registro en su residencia para incautar teléfonos y otros dispositivos que le permitan comunicarse en redes sociales. Esto se debe a que el expresidente envió mensajes desde cuentas de sus hijos, que instaban a atacar al Supremo y sugerían una intervención extranjera en el sistema judicial brasileño.
La decisión ha suscitado una fuerte reacción dentro de la familia Bolsonaro. Flávio Bolsonaro, senador e hijo del expresidente, ha solicitado al Senado iniciar un proceso de destitución contra De Moraes, acusándolo de actuar de manera cobarde e inmoral. El senador argumentó que la prisión domiciliaria es una represalia por las sanciones impuestas por el gobierno de Donald Trump a De Moraes por supuestas violaciones de derechos humanos. La familia Bolsonaro, que previamente había cuestionado la imparcialidad de De Moraes, afirma que esta medida busca silenciar al líder de la oposición, intensificando la polarización política en el país.
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