La situación de violencia en Haití se ha intensificado a niveles alarmantes, convirtiendo al país en un peligroso escenario tanto para sus ciudadanos como para la prensa local e internacional. En un contexto donde los periodistas son a la vez víctimas y testigos, Haití se ha ganado el triste reconocimiento de ser el país con más probabilidades de dejar impunes los asesinatos de periodistas, según un informe del Comité para Proteger Periodistas (CPJ) de 2024. Las bandas armadas, que han sembrado el caos y el temor, han atacado directamente al menos tres estaciones de radio y televisión en marzo, aprovechando el desalojo previo de los edificios debido a la violencia constante. Equipos de comunicación fueron robados, y El Nouvelliste, un pilar del periodismo independiente en Haití, se vio obligado a abandonar sus imprentas debido al control de las bandas sobre su área.
Los ataques a la prensa no cesan. En un acto de barbarie, durante la pasada Nochebuena, grupos criminales dispararon contra un grupo de periodistas que cubrían la reapertura del mayor hospital público del país, resultando en la muerte de dos reporteros y heridas a otros siete. Incluso el legado histórico de medios como Radio et Télévision Caraïbes ha sido blanco de esta violencia, sufriendo atentados que amenazan con silenciar sus décadas de labor informativa. Enfrentados a esta realidad, los periodistas han adoptado medidas de seguridad extremas, como movilizarse en motocicletas y operar en grupos, además de depender de sus celulares para continuar reportando, tras quedar sin sus equipos profesionales. Estas condiciones subrayan la valentía y el compromiso de los periodistas haitianos en su misión de informar al mundo, a pesar de las amenazas constantes a sus vidas y su libertad de expresión.
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