El Atlético de Madrid logró una crucial victoria contra el PSG en un electrizante partido, donde la táctica del contragolpe y una defensa férrea destacaron. A pesar de sufrir una inicial presión intensa y encajar un gol temprano por Warren Zaïre-Emery, el equipo colchonero consiguió igualar el marcador a través de un inesperado gol de Nahuel Molina tras un rebote. Durante buena parte del encuentro, el PSG dominó el campo con su juego basado en el dinamismo de Vitinha y las incisivas jugadas de Dembélé, pero el Atlético resistió mediante una defensa compacta y la determinación de algunos jugadores clave. La figura del portero Jan Oblak fue crucial al evitar goles con sus paradas salvadoras, manteniendo a su equipo en la contienda.
El desenlace llegó en los minutos finales del partido cuando Ángel Correa marcó el gol decisivo para el Atlético tras un pase de Griezmann, que hasta ese momento había tenido una actuación discreta. Este tanto, producto de un rápido contragolpe, simbolizó a la perfección el estilo «cholista» que ha caracterizado al equipo en los últimos años. La entrada de jugadores como Koke, Riquelme y Reinildo en la segunda mitad le dio un nuevo ímpetu al Atlético, permitiéndole resistir mejor las ofensivas del PSG y recuperar algo de control en el medio campo. Con este triunfo, el Atlético revitaliza su presencia en la competición, destacando por su capacidad de lucha y determinación frente a un PSG plagado de estrellas, pero incapaz de capitalizar sus oportunidades.
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