En nuestro día a día, la palabra «cosa» se convierte en un comodín lingüístico al que recurrimos cuando no encontramos el término preciso, abarcando desde un simple objeto hasta conceptos más complejos. Este uso es un fenómeno explorado por figuras como Alan Watts, quien desafió a sus estudiantes a definir «cosa», demostrando que este vocablo trasciende lo físico para convertirse en un contenedor de significados variables, dependientes del contexto y la percepción individual. Asimismo, la investigadora del MIT Laura Schultz ha analizado cómo la acumulación de «cosas» en nuestras mentes, en forma de prejuicios y creencias, nos separa de la curiosidad natural que observamos en la infancia.
En el ámbito de la tecnología, el uso del término «cosa» es también relevante para describir conceptos abstractos como la inteligencia artificial (IA). Aunque para muchos la IA puede parecer una incómoda imitación humana, expertos como Silvia Leal lo ven como una herramienta que nos permite ganar tiempo y afrontar la inevitable transformación tecnológica. Leal, quien ha sido reconocida con un Premio Nacional de Management, defiende la importancia de adecuar los algoritmos a las necesidades humanas, subrayando que, aunque las máquinas no logren comprender las emociones humanas en su totalidad, el progreso tecnológico no debe ser temido, sino explorado y utilizado para enriquecer nuestra vida cotidiana. Con una perspectiva positiva, invita a descubrir las posibilidades que esta era tecnológica ofrece, asegurando que la creatividad y la búsqueda de nuevos desafíos prevalecerán sobre lo monótono.
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