En la ciudad de Jerusalén, el barrio palestino de Silwan está viviendo tiempos de tensión debido a las demoliciones masivas llevadas a cabo por las autoridades israelíes. Este vecindario, situado en los confines de Jerusalén Este, enfrenta un plan de urbanización que busca expulsar a los residentes palestinos y remodelar el área como parte del proyecto Gan Hamelech. Esta iniciativa contempla la expansión de yacimientos arqueológicos y la creación de un parque turístico, además de un distrito residencial para colonos judíos. Los habitantes, como Fakhri Abu Diab, han sido testigos de cómo sus hogares son reducidos a escombros, en un intento por borrar sus historias y recuerdos. Fakhri, de 62 años, ha vivido el desmoronamiento de lo que fue su hogar de infancia y ahora se enfrenta a un futuro incierto, luchando por conservar lo poco que le queda, y con la carga adicional de una deuda por los costos de demolición.
El caso de Silwan no es un hecho aislado. Las demoliciones y el desplazamiento forzoso impactan también a otros barrios de Jerusalén Este. Organizaciones como el Consejo Noruego para los Refugiados y Paz Ahora alertan sobre los planes de asentamiento que buscan, con respaldo gubernamental, despojar a las comunidades palestinas de sus propiedades. A pesar de recibir notificaciones de demolición y enfrentar un contexto de ocupación que ha escalado desde 1967, Fakhri y otros residentes continúan resistiendo las medidas que amenazan con desplazar a 1.550 personas y expandir los asentamientos para 25.000 colonos. Su lucha se da en medio de una débil respuesta internacional, y a pesar de los llamamientos de la justicia internacional, que considera ilegal la presencia israelí en estas áreas. La realidad en Silwan es un reflejo de la política de ocupación que destruye viviendas y altera la demografía a favor de los colonos, dejando a los palestinos en una posición de desamparo y con escasas esperanzas de solución.
Leer noticia completa de Internacional en El Independiente.