En un movimiento polémico, una formación política de ultraderecha en Madrid ha iniciado una campaña para restringir el uso de las marquesinas y bancos públicos como puntos de reunión para menores de edad. El grupo argumenta que tales espacios, tradicionalmente utilizados por jóvenes para socializar, se están convirtiendo en focos de comportamiento indeseado y vandalismo. A través de acciones y declaraciones públicas, buscan que las autoridades locales implementen regulaciones más estrictas que limiten el acceso de los menores a estos lugares, particularmente durante horas nocturnas. Sin embargo, la propuesta ha suscitado un intenso debate sobre la utilización de los espacios públicos y el derecho de los jóvenes a reunirse en su entorno comunitario.
La campaña ha encontrado tanto respaldo como oposición entre los vecinos y otras formaciones políticas. Los defensores de la medida sostienen que es necesario mantener el orden y proteger la infraestructura urbana, mientras que los críticos la consideran una iniciativa que estigmatiza a los jóvenes y restringe su libertad. Organizaciones juveniles y algunos grupos de derechos civiles han expresado su rechazo, advirtiendo que la prohibición podría llevar a un aumento en la vigilancia innecesaria y la discriminación. A medida que el debate se intensifica, las autoridades locales enfrentan la difícil tarea de equilibrar las preocupaciones de seguridad y convivencia con los derechos de los menores de emplear los espacios públicos.
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