Claudia Sheinbaum, presidenta de México, adopta una postura cuidadosa respecto a la reciente detención y posterior liberación de María Corina Machado, líder opositora venezolana. En sus declaraciones, Sheinbaum subraya que su gobierno nunca ha favorecido la criminalización de la oposición política y resalta la importancia de esperar a obtener toda la información antes de emitir juicios. A la vez, enfatiza el respeto a la soberanía de los pueblos, un principio que aplica también en México, donde asegura no se persiguen ideas ni opiniones. Este enfoque refleja la delicada posición del gobierno mexicano frente a la situación en Venezuela, una cuestión que despierta interés internacional debido a las repercusiones políticas en la región.
Mientras tanto, la relación de México con Venezuela se encuentra en una encrucijada. A pesar de las críticas de la comunidad internacional hacia el presidente venezolano Nicolás Maduro, Sheinbaum opta por mantener una aparente neutralidad, enviando a un representante mexicano a su toma de posesión y defendiendo el derecho del pueblo venezolano a decidir su futuro sin injerencias externas. Por contraste, Gabriel Boric, presidente de Chile, toma un rumbo diferente y califica el régimen de Maduro como una dictadura. Ante estas diferencias, Sheinbaum evita involucrarse en controversias más amplias, subrayando su compromiso con una política exterior que privilegia la soberanía.
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