La reciente filtración del modelo de video Sora de OpenAI ha puesto en el centro del debate público tanto los avances tecnológicos como las prácticas empresariales de la compañía. El grupo de protesta «Sora PR Puppets» ha revelado en la plataforma Hugging Face las capacidades de un modelo que OpenAI aún no había lanzado oficialmente. Durante unas horas, el acceso al modelo permitió a los usuarios generar clips de video de hasta 10 segundos en resolución 1080p, destacando por tiempos de renderizado muy por debajo de los previamente establecidos.
Aunque los videos incluían una marca de agua de OpenAI, lo que se mostró fue suficiente para captar interés sobre el potencial de Sora. Los rumores sugieren que OpenAI está trabajando en una nueva versión del modelo que podría incluir funcionalidades avanzadas como el in-painting y la generación de imágenes a partir de videos.
Esta filtración no solo ha puesto en evidencia el modelo, sino también las críticas hacia OpenAI por su manejo del programa de acceso anticipado. «Sora PR Puppets» acusa a la empresa de reclutar a un gran número de artistas para pruebas sin ofrecerles compensación económica, mientras mantiene un férreo control sobre el contenido y su distribución. Esto ha reavivado el debate sobre la dependencia de las grandes tecnológicas en la colaboración creativa no remunerada y sus implicaciones éticas.
En un mercado donde la competencia es cada vez más intensa, OpenAI optó por mantener su modelo en pruebas cerradas, lo que ha generado curiosidad sobre cómo Sora podría competir con las actuales soluciones de inteligencia artificial en video. A pesar de que sus capacidades parecen prometedoras, los expertos sugieren que aún no representa un avance disruptivo en comparación con las opciones existentes. La filtración podría, sin embargo, presionar a OpenAI a modificar su estrategia de lanzamiento y abordar las críticas a sus prácticas con colaboradores creativos.
Este incidente subraya las tensiones entre la innovación tecnológica y la colaboración artística. Para OpenAI, la filtración de Sora acarrea desafíos no solo técnicos sino también reputacionales, al cuestionarse la ética de su modelo de desarrollo. La polémica invita a reflexionar sobre el impacto que estas prácticas tienen en la percepción pública de la empresa y si será necesario un ajuste en el enfoque para conciliar los avances tecnológicos con prácticas éticas más inclusivas.