Desde 2018, EL PAÍS ha investigado la pederastia en la Iglesia española, manteniendo una base de datos actualizada sobre los casos conocidos. Recientemente, el foco se centra en el cardenal peruano Juan Luis Cipriani, apartado en 2019 por el Papa Francisco tras acusaciones de abuso de menores. A pesar de las restricciones impuestas por el Vaticano, se ha visto a Cipriani en Roma vistiendo símbolos cardenalicios, desatendiendo así las medidas disciplinarias. Su aparición ha suscitado controversia, especialmente tras haber criticado públicamente al Papa y negado las acusaciones en su contra. Esta situación emerge en un contexto más amplio de resistencia dentro de la jerarquía eclesiástica hacia las reformas impulsadas por Francisco para enfrentar los abusos dentro de la Iglesia.
Además de Cipriani, otros cardenales como Roger Mahony y Jean-Pierre Ricard también han sido relacionados con escándalos de abuso, lo que ha generado críticas a nivel internacional. Organizaciones como Bishops Accountability han denunciado la participación de estos líderes religiosos en actividades oficiales del Vaticano, argumentando que esto contradice las declaraciones oficiales de la Iglesia sobre la importancia de abordar los abusos. La creciente presión sobre el Vaticano y el colegio cardenalicio refleja la necesidad de acciones más coherentes y contundentes para enfrentar el problema, manteniendo el enfoque en la protección de las víctimas y la credibilidad institucional.
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