La tensión en el garaje de Ferrari alcanzó su punto máximo durante el Gran Premio de México, evidenciando el deterioro en la relación entre Charles Leclerc y Carlos Sainz. Tras la victoria del piloto español, Leclerc ignoró a su compañero al pasar de largo sin felicitarlo, un gesto que dejó a Sainz visiblemente desconcertado. La actitud del monegasco en el podio, a pesar de haber logrado el tercer lugar, contrastó con la celebración del equipo tras un nuevo doblete en el podio apenas una semana después de su victoria en Austin. Este comportamiento refleja un clima intrincado en la escudería, justo antes del inminente cambio de equipo de Sainz hacia Williams.
Por su parte, Carlos Sainz se reafirmó como un piloto excepcional tras dominar gran parte de la carrera en México, logrando su cuarta victoria en la Fórmula 1. A pesar de haber partido desde la pole y enfrentarse a una partida difícil, Sainz logró adelantar a sus rivales y controlar la carrera desde la vuelta 9, marcando un cierre notable en su paso por Ferrari. La escudería italiana disfrutó de otro día exitoso con Sainz en lo más alto del podio, mientras que Leclerc, presionado por Lando Norris de McLaren, cometió un error en las últimas curvas que le costó la segunda posición. Este triunfo no solo destaca la habilidad de Sainz, sino también la intrincada dinámica que vive la escudería de Maranello en esta etapa.
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