En una inusual comparecencia conjunta ante los medios, el árbitro de campo designado para la final de la Copa del Rey y González Fuertes, el colegiado que se encargará del VAR, expresaron su creciente preocupación por la falta de medidas adecuadas para abordar los desafíos a los que se enfrentan en el actual panorama del arbitraje futbolístico. Ambos árbitros hicieron hincapié en la necesidad de implementar soluciones efectivas, sugiriendo que las condiciones actuales podrían derivar en acciones más contundentes, insinuando incluso una posible huelga. La frustración se centra en el rendimiento tecnológico del VAR y las críticas constantes sin un respaldo adecuado para con los árbitros, lo que ha aumentado significativamente la presión sobre ellos durante las competiciones.
Las declaraciones han generado revuelo en los círculos deportivos, ya que una huelga de árbitros podría tener un grave impacto en el desarrollo de la competición, incluida la esperada final de la Copa del Rey. La posibilidad de que los árbitros decidan cesar sus funciones pone de manifiesto una crisis latente en el fútbol español, donde los principales afectados, tanto árbitros de campo como de videoarbitraje, buscan una mejora en las condiciones laborales y un mayor apoyo institucional. Este llamado de atención se suma a un creciente debate sobre la modernización y profesionalización del arbitraje en un deporte donde la precisión tecnológica y la justa aplicación de las reglas son cada vez más determinantes.
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