En un contexto marcado por la preocupación creciente sobre la regulación del contenido en línea, Wyoming y Dakota del Sur han implementado nuevas leyes que exigen la verificación de edad para acceder a cualquier sitio web que contenga contenido sexual. Este movimiento, que entró en vigor el 1 de julio, ha encendido un debate sobre sus implicaciones en la libertad de expresión y la accesibilidad a la información.
Estas leyes no se limitan únicamente a sitios con contenido pornográfico; también afectan a plataformas que podrían incluir literatura clásica, arte y otros materiales potencialmente considerados inapropiados para menores. Gigantes de la tecnología y medios como X, Reddit, Amazon y Netflix podrían enfrentar sanciones si no aplican estas medidas de verificación de edad para todos sus usuarios.
La legislación se fundamenta en una reciente decisión de la Corte Suprema de EE. UU. que permite a Texas exigir verificación de edad en sitios donde más de un tercio del contenido es sexual y perjudicial para menores. Sin embargo, Wyoming y Dakota del Sur han ampliado esta interpretación, permitiendo que cualquier contenido visto como dañino requiera verificación de edad, ampliando el alcance potencial de la censura.
Particularmente controvertido es el aspecto de la ley en Wyoming que autoriza a cualquier residente con hijos a presentar demandas civiles contra sitios que perciban como infractores. Esto convierte a los ciudadanos en una suerte de vigilantes, provocando temor entre los creadores de contenido, quienes podrían verse obligados a la autocensura o a restringir el acceso a sus plataformas por miedo a litigios.
Los defensores de la libertad de expresión señalan que tales medidas podrían erosionar los derechos en línea, permitiendo que individuos decidan lo que otros pueden ver, ejemplificando el fenómeno del «veto del heckler». Esto podría transformar fundamentalmente el acceso a la información y el arte.
Las repercusiones de estas leyes no son solo para los consumidores de contenido, sino también para los creadores. Cualquier plataforma con contenido sexual, incluso incidentalmente, corre el riesgo de ser denunciada, lo que podría limitar significativamente la innovación y la libertad creativa.
Este entorno crea una urgencia para debatir sobre qué se define como «dañino para menores» y refleja un movimiento político más amplio que busca reconfigurar las normas de obscenidad y contenido sexual en línea, probablemente convirtiéndose en un modelo para otros estados.
En conclusión, este panorama resalta la necesidad de vigilancia por parte de organizaciones defensoras de los derechos digitales y una respuesta colectiva para proteger el acceso a un internet libre y abierto. Sin una resistencia activa, el mundo digital podría enfrentar una transformación drástica, abriendo la puerta a un futuro dominado por la censura y el miedo.