El desempleo en Argentina ha alcanzado el 7,9% en el último trimestre, marcando una preocupante tendencia en el mercado laboral del país. Al mismo tiempo, el salario real ha experimentado una caída durante tres meses consecutivos, lo que agrava la situación económica para los trabajadores argentinos. Estos indicadores reflejan un contexto desafiante que presiona tanto al gobierno como a los ciudadanos, quienes enfrentan mayores dificultades para mantener su poder adquisitivo en un entorno inflacionario.
En medio de este panorama, el presidente ha prometido que la inflación será «exterminada» para mediados de 2026, un compromiso audaz que busca generar confianza en la política económica de su administración. Sin embargo, la creciente desconfianza en los pronósticos oficiales plantea interrogantes sobre la viabilidad de estas promesas. Mientras tanto, la población sigue enfrentando el impacto de la inflación y el estancamiento salarial, lo que incrementa la urgencia de soluciones efectivas y sostenibles por parte del gobierno.
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