El cónclave de cardenales se prepara para un día crucial en el Vaticano, donde se espera una intensa jornada de votaciones para elegir al nuevo Papa. Con la necesidad de alcanzar al menos 89 votos favorables, el colegio cardenalicio llevará a cabo hasta cuatro rondas de votación, distribuidas entre la mañana y la tarde. Este procedimiento refleja la urgencia y la importancia del momento, ya que la elección del nuevo líder de la Iglesia Católica es un evento de gran trascendencia global. Las expectativas son altas, y se espera que las deliberaciones se desarrollen en un ambiente de profunda reflexión y oración, características distintivas de este proceso singular en la historia eclesiástica.
Mientras los cardenales continúan sus deliberaciones a puerta cerrada, los fieles y observadores se congregan en la Plaza de San Pedro, atentos al humo de la Capilla Sixtina que anunciará el resultado de cada votación. Un humo blanco indicará la elección de un nuevo Papa, mientras que el humo negro señalará otro intento fallido. La atmósfera está cargada de expectación y esperanza, tanto dentro como fuera del Vaticano, en un momento en que la Iglesia busca liderazgo para enfrentar retos contemporáneos. Con el eco de los desafíos actuales resonando en los pasillos del Vaticano, el mundo observa y espera el surgimiento de una nueva figura que guiará a la Iglesia en los próximos años.
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