Durante la temporada festiva, el omnipresente mensaje de amor, felicidad y consumismo puede intensificar un sentimiento de tristeza entre quienes no se sienten alineados con este ‘ideal’ de vida perfecta. En lugar de experimentar la alegría generalizada que se promueve, muchas personas enfrentan una sensación de aislamiento y desajuste. Este fenómeno ha sido objeto de estudio por varios expertos en salud mental, quienes han observado un incremento en los niveles de ansiedad y depresión durante estas fechas. La presión social por alcanzar ciertas expectativas y la constante comparación con imágenes idealizadas en los medios de comunicación exacerban este estado emocional, dejando a individuos lidiando con un malestar que no siempre se reconoce en medio del bullicio festivo.
La contradicción entre las expectativas festivas y la realidad personal lleva a un aumento significativo de consultas en servicios de salud mental, tratando a aquellos que no encuentran consuelo en las reuniones y celebraciones. Para enfrentar esta dinámica, los especialistas recomiendan estrategias de autocuidado y la normalización del debate sobre la salud mental, sugiriendo a las personas encontrar formas alternativas de disfrutar la temporada sin sucumbir a las presiones externas. El llamado a la empatía y el entendimiento se vuelve esencial para apoyar a quienes experimentan estos sentimientos durante la época, fomentando un ambiente donde se priorice el bienestar emocional sobre las impresiones de perfección impuestas comercialmente.
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