El safety car, conocido en español como coche de seguridad, es un elemento fundamental en la Fórmula 1 utilizado para controlar la velocidad de los monoplazas en caso de situaciones de peligro como accidentes graves o condiciones climáticas adversas. Desplegado bajo la bandera amarilla, este vehículo, típicamente un Aston Martin o un Mercedes, obliga a los pilotos a reducir la velocidad y prohíbe los adelantamientos, agrupando a los competidores detrás de él y neutralizando temporalmente la carrera. Esta medida no solo garantiza la seguridad de los corredores, sino que también asegura que los comisarios y otros participantes en el evento puedan manejar adecuadamente cualquier situación peligrosa en la pista. Una vez que se solventa el problema, el coche de seguridad apaga sus luces y se retira, permitiendo que la carrera se reinicie, aunque el sistema DRS no está disponible de inmediato.
En contraste, el virtual safety car (VSC) es una medida más reciente, introducida en 2015, para manejar incidentes menos graves. Bajo el VSC, se despliega una bandera amarilla, pero no se envía un coche físico a la pista. En su lugar, se ordena a los pilotos reducir la velocidad a un ritmo uniforme, preservando las distancias relativas entre ellos mientras se mantiene la seguridad. Los pilotos siguen un tiempo de referencia mostrado en sus volantes, lo cual les ayuda a gestionar su ritmo y estrategias antes de que la carrera se reanude. Esta solución es efectiva para situaciones donde la limpieza del trazado no requiere retirar vehículos varados, proporcionando una respuesta eficiente y rápida a los desafíos menores en la pista y destacando las diferencias clave entre los dos sistemas de seguridad en la Fórmula 1.
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