En el condado de Rutherford, Carolina del Norte, un centro de ayuda improvisado destaca por la presencia de Lewis Arthur, un antiguo periodista convertido en voluntario, quien combina esfuerzos humanitarios para los afectados por el huracán Helene con una retórica profundamente crítica hacia el gobierno estadounidense. Arthur, cuyo verdadero nombre es Michael Lewis Arthur Meyer, es el fundador del grupo ‘Veterans on Patrol’, y ha sido acusado por organizaciones como el Southern Poverty Law Center de promover ideologías antinmigrantes y antigubernamentales. Durante la operación, Arthur defiende sus teorías conspirativas, como que el huracán fue manipulado para explotar recursos mineros, mientras supervisa la seguridad de los suministros acompañados por una milicia armada que, asegura, está destinada únicamente a proteger la ayuda destinada a los damnificados.
Simultáneamente, el huracán Helene, considerado el desastre natural más devastador en Estados Unidos en casi veinte años, ha desatado una oleada de rumores y teorías conspirativas que afectan el clima político y social en Carolina del Norte. Estos rumores han complicado los esfuerzos de ayuda y generado desconfianza entre la población hacia las operaciones del gobierno federal, reflejando una polarización política que podría tener repercusiones en las próximas elecciones. En un estado dividido casi equitativamente entre demócratas y republicanos, y clasificado como bisagra en la contienda electoral, la desinformación se ha intensificado en un escenario de desastres naturales y elecciones próximas, donde cada voto es crucial para definir el rumbo político del país. Mientras tanto, en ciudades como Asheville, la recuperación ya precaria se enfrenta a daños masivos, afectando tanto la infraestructura como el tejido cultural de la comunidad.
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