En Madrid, un grupo de jóvenes de origen magrebí ha okupado una antigua sucursal bancaria, generando preocupación entre los vecinos de la zona ante la posibilidad de que el lugar esté siendo utilizado para actividades ilícitas relacionadas con el tráfico de drogas. Las autoridades locales han recibido múltiples denuncias por parte de residentes que sospechan de movimientos inusuales y del incremento de personas ajenas al vecindario que frecuentan el edificio. Esta situación ha encendido las alarmas debido a la problemática social y de seguridad que podría desencadenar, mientras la comunidad exige una respuesta rápida y eficaz por parte de las fuerzas del orden.
Las autoridades se encuentran investigando las actividades dentro de la sucursal okupada, buscando determinar si efectivamente se está utilizando como punto de venta de estupefacientes. Este incidente se suma a una creciente preocupación en la ciudad sobre la ocupación ilegal de propiedades y su posible vínculo con actividades delictivas. Mientras tanto, los vecinos han organizado reuniones para discutir medidas de seguridad y mantener la presión sobre las autoridades, exigiendo una solución que garantice la seguridad y el bienestar en su comunidad.
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