En un reciente comunicado, el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) aseguró que no se han detectado aumentos en los niveles de radiación en la planta de enriquecimiento de Natanz tras los ataques israelíes. La planta, situada en el centro de Irán, ha estado bajo constante vigilancia por parte de equipos de inspectores de la agencia nuclear de la ONU durante los últimos diez años. Esta verificación se produce en medio de crecientes tensiones regionales y con el objetivo de mantener la seguridad y estabilidad en las instalaciones nucleares iraníes.
Adicionalmente, el OIEA comunicó que, según las autoridades iraníes, la planta de energía nuclear de Bushehr, ubicada en el sur del país y operativa desde 2011, no ha sido blanco de ataques. Esta información fue difundida a través de un mensaje en la red social X, destacando la importancia de mantener la transparencia en las actividades nucleares de Irán. La situación sigue siendo monitoreada de cerca por la comunidad internacional, que mantiene un enfoque atento en la evolución de los eventos en la región.
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