En un llamado urgente a la comunidad internacional, líderes religiosos en Jerusalén han condenado un ataque israelí a la Iglesia católica de la Sagrada Familia en Gaza, que resultó en tres muertos. Estos líderes, incluidos los patriarcas de las Iglesias armenia y greco ortodoxa, han pedido un alto el fuego inmediato, exhortando a las Naciones Unidas y a gobiernos de todo el mundo a mediar para poner fin al conflicto y al sufrimiento del pueblo de Gaza. La iglesia, que albergaba a casi 400 personas desplazadas, incluidas muchas en situaciones vulnerables, se encontraba protegida por el derecho internacional humanitario.
La respuesta israelí llegó a través del primer ministro Benjamín Netanyahu, quien lamentó el incidente, describiéndolo como el resultado desafortunado de una «munición perdida». Netanyahu expresó su pesar en un comunicado, seguido de conversaciones con el presidente estadounidense Donald Trump. Este evento se enmarca en un contexto de violencia en aumento, con el Ministerio de Sanidad de Gaza reportando más de 58,000 muertes desde el inicio de la ofensiva israelí el 7 de octubre. La situación destaca la urgencia de intervenciones diplomáticas para evitar más tragedias en la región.
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