En el tercer día de enfrentamientos, la situación en la frontera entre Tailandia y Camboya sigue siendo tensa, obligando a Bangkok a decretar la ley marcial en ocho distritos estratégicos e imponer el cierre de varias zonas turísticas. Los combates, que han cobrado la vida de decenas de personas, han llevado a las autoridades tailandesas a tomar medidas drásticas para asegurar la seguridad y el orden público, mientras los turistas son evacuados de las áreas conflictivas. La extraña calma que reina entre las pausas de los combates se rompe continuamente con explosiones y tiroteos, avivando el temor entre la población local y los visitantes.
En medio de esta crisis, Camboya ha solicitado una tregua «incondicional» para frenar la violencia y permitir que prospere la mediación regional. Organizaciones internacionales y países vecinos están actuando como intermediarios, buscando una solución diplomática al conflicto que amenaza con desestabilizar la región. La comunidad internacional observa con atención, instando a ambas naciones a encontrar una salida pacífica mientras la incertidumbre sigue marcando el pulso de la frontera.
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