La presidenta del Tribunal Supremo ha negado, a través de una carta, cualquier interferencia que pueda poner en peligro reformas legales en curso. En su comunicación, busca disipar las preocupaciones que han surgido en torno a las decisiones judiciales que podrían afectar a cambios legislativos importantes. Enfatiza que el poder judicial actúa de manera independiente y en estricto cumplimiento de sus funciones, asegurando que las decisiones están basadas en la ley y no en intereses políticos.
Esta respuesta surge tras críticas y especulaciones sobre el papel de la judicatura en procesos políticos y legislativos de alto perfil. La carta pretende reafirmar la confianza del público en la neutralidad y eficacia del Tribunal Supremo en la administración de justicia, intentando calmar el debate político y mediático en torno al tema. La presidenta subraya su compromiso con la transparencia y la justicia, buscando asegurar que el sistema legal funcione sin obstáculos.
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