Durante el verano, las carreteras españolas se congestionan a medida que millones de personas se trasladan a sus destinos vacacionales, utilizando el coche como su medio de transporte preferido para el turismo nacional. Una vez en sus lugares de descanso, aunque suelen utilizar poco el vehículo, los conductores a menudo optan por manejar con chanclas, una elección común pero potencialmente peligrosa. Esta práctica no solo pone en riesgo la seguridad en la carretera, sino que también plantea interrogantes sobre su legalidad y las posibles sanciones asociadas.
Aunque el Reglamento General de Circulación no prohíbe explícitamente conducir con chanclas, la Dirección General de Tráfico (DGT) advierte que esta elección de calzado puede llevar a multas si se considera que afecta a la capacidad de conducción. La normativa establece que los conductores deben estar en condiciones de controlar su vehículo, lo que incluye llevar vestimenta adecuada. Así, si un agente determina que las chanclas comprometen la seguridad del conductor o de otros usuarios de la vía, podría imponer una sanción de hasta 80 euros. Con ello, se recomienda optar por calzado más seguro para evitar complicaciones tanto legales como de seguridad.
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