En el juicio llevado a cabo en Madrid, el acusado confesó que sus acciones fueron motivadas por los celos y el resentimiento que sentía hacia su expareja, quien mostraba signos de felicidad tras el fin de su relación. Durante su testimonio, admitió que su depresión posterior a la ruptura intensificó su irritación al verla rehacer su vida. Esta admisión fue clave para el desarrollo del caso, ya que proporcionó un contexto emocional detrás de sus comportamientos, los cuales han sido objeto de atención y juicio público.
El tribunal escuchó atentamente mientras el acusado explicaba cómo la envidia y el dolor emocional le llevaron a situaciones de hostigamiento hacia su excompañera. Estas revelaciones arrojan luz sobre las complejidades de las emociones humanas y la forma en que pueden desencadenar acciones perjudiciales cuando no se abordan adecuadamente. Este caso subraya la importancia de la salud mental y el manejo del duelo en contextos de ruptura sentimental, destacando la necesidad de más recursos y apoyo para aquellos que atraviesan períodos de elevado sufrimiento emocional.
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