En un inusual caso, Aaron Gunches, un condenado a muerte en Arizona, ha solicitado al Tribunal Supremo del estado que adelante su ejecución prevista para el próximo mes, a pesar de las revisiones en curso sobre el uso de la pena capital en el estado. Gunches, de 53 años, fue condenado en 2008 por el asesinato de Ted Price, exmarido de su entonces novia, y ya había solicitado anteriormente que se omitieran formalidades legales que obstaculizaban su ejecución. Su petición, de ser aceptada, lo convertiría en el reo estadounidense número 167 en lograr adelantar su propia ejecución desde 1977, uniéndose a un grupo donde el 87% ha presentado problemas de salud mental o abuso de sustancias.
La ejecución de Gunches podría romper un parón de casi dos años en las ejecuciones en Arizona, ordenado por la gobernadora demócrata Katie Hobbs tras la controversia por las «muertes tortuosas» provocadas por la inyección letal. Las preocupaciones sobre la falta de acceso a fármacos apropiados y el informe del juez David Duncan, que cuestionaba la confiabilidad del sistema de inyecciones letales, han alimentado el debate sobre la continuidad de este método. Además, el Death Penalty Information Center resalta que los métodos de ejecución actuales han provocado resultados inaceptables, como autopsias que reflejan asfixias en los reos, lo que ha aumentado la presión sobre Arizona para revisar estas prácticas.
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