Durante cuatro días, el Centro de Cultura Contemporánea Condeduque se convierte en el epicentro de una reflexión escénica que desafía las normas tradicionales del teatro y la danza. Del 23 al 26 de enero, la compañía El Conde de Torrefiel presenta su última creación, «La luz de un lago», una performance que invita al público a sumergirse en un viaje sensorial complejo y estimulante.
El espectáculo se centra en tres personajes: una niña, un mendigo y una bailarina, quienes enfrentan de manera simbólica la pérdida progresiva de visión. La obra, a través de una narrativa no lineal y una fusión de proyecciones y sonidos envolventes, propicia una meditación sobre la ceguera metafórica inducida por un mundo saturado de estímulos visuales. En esta innovadora puesta en escena, la compañía busca trascender los límites del lenguaje artístico, empleando materiales orgánicos y colaborando con el colectivo La cuarta piel, que aporta una dimensión participativa y ambiental al proyecto.
La ceguera en «La luz de un lago» no solo es una condición física, sino una potente metáfora del colapso de nuestra capacidad para ver más allá de los espejismos y trampantojos de la sobreabundancia visual. Utilizando texto proyectado, voces en off y un meticuloso trabajo con el sonido, la pieza construye una imagen poderosa que reta a la audiencia a redefinir su percepción del entorno.
Fundada en 2010 por Tanya Beyeler y Pablo Gisbert, El Conde de Torrefiel ha conseguido establecerse como un referente en el ámbito escénico por su estilo híbrido entre la danza y el teatro. Gisbert, un destacado dramaturgo valenciano, ha cosechado reconocimientos como el Premio Marqués de Bradomín y el Sebastià Guasch de Barcelona. Junto a Beyeler, han desarrollado un proyecto escénico que fluye entre la literatura, las artes plásticas y el movimiento coreográfico, participando en festivales de España, Europa y América Latina.
Con trabajos previos como «Una imagen interior», en los que ya abordaron el diálogo entre la realidad y la ficción, Beyeler y Gisbert continúan explorando el poder de las imágenes. Como ellos mismos resaltan, este nuevo montaje se origina en la «profusa maraña de imágenes que nos envuelve, hasta volvernos ciegos», una premisa que invita al espectador a cuestionar su propia percepción en medio de un mundo que desafía continuamente la claridad.