El caso de Micael Da Silva, acusado de embestir su vehículo contra un grupo de peatones en el centro de Madrid, entra en una fase crucial. Hoy, por primera vez desde que comenzó el juicio, Da Silva romperá su silencio para ofrecer su testimonio ante el tribunal. Hasta ahora, la defensa ha argumentado que su reacción fue el resultado de un estado de pánico, mientras que la fiscalía sostiene que su intención era la de causar daño deliberadamente. Su declaración es esperada con gran expectativa, ya que podría influir significativamente en la decisión del jurado en cuanto a si sus acciones fueron premeditadas o producto de un impulso incontrolado.
Los eventos ocurrieron el pasado año en una concurrida calle de Madrid y resultaron en heridos, algunos de ellos con lesiones graves. La comunidad sigue conmocionada y demanda justicia para las víctimas. El tribunal deberá evaluar cuidadosamente las declaraciones de Da Silva, así como el conjunto de evidencias presentadas, para determinar su responsabilidad en los hechos. La presión social es palpable, y este juicio representa un reto para el sistema judicial en su labor de distinguir entre un acto de pánico y uno intencional.
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