La miopía, también conocida como visión corta, es un trastorno visual en el que los objetos lejanos se ven borrosos mientras que los cercanos se perciben con claridad. Este problema de refracción se produce cuando el globo ocular es demasiado largo o la córnea tiene una curvatura excesiva, lo que provoca un enfoque incorrecto de la luz delante de la retina en lugar de sobre ella. Esta condición es una de las más comunes a nivel mundial y su prevalencia se encuentra en aumento, especialmente entre niños y jóvenes.
Este trastorno visual puede tener un impacto significativo en diversas actividades diarias como conducir, practicar deportes y asistir a clases. Entre los síntomas más comunes se encuentran la visión borrosa al mirar objetos distantes, el entrecerrar los ojos para ver mejor, dolores de cabeza y fatiga visual. Además, la progresión de la miopía aumenta el riesgo de desarrollar complicaciones graves que pueden llevar a la pérdida irreversible de visión, como el desprendimiento de retina, el glaucoma y las cataratas.
El alza de casos de miopía se ha atribuido a una combinación de factores genéticos y ambientales. La utilización intensiva de dispositivos electrónicos, la escasa realización de actividades al aire libre y el tiempo prolongado dedicado a tareas de cerca contribuyen de manera significativa a este problema visual en la población joven. Asimismo, hábitos visuales inadecuados, como la distancia incorrecta al observar pantallas y la iluminación insuficiente, también juegan un rol crucial en su desarrollo.
La detección temprana de la miopía es fundamental para minimizar su progresión y reducir el riesgo de complicaciones. Realizar exámenes visuales regulares, especialmente en niños, es crucial. Los padres deben estar atentos a signos como el entrecerrar los ojos, la necesidad de acercarse a los objetos para ver mejor, y las quejas frecuentes de dolores de cabeza o fatiga ocular.
Una vez diagnosticada, la miopía puede corregirse mediante el uso de gafas y lentes de contacto, entre otros métodos avanzados. OPTICA’M destaca la importancia de adquirir nuevas tecnologías para ofrecer el mejor servicio a sus pacientes. La ortoqueratología, que utiliza lentes de contacto especiales para remodelar temporalmente la córnea durante la noche, y el uso de lentes de desenfoque periférico como bifocales o multifocales, se han mostrado efectivos en ralentizar el avance de la miopía en niños y adolescentes.
Mònica Gómez, CEO de OPTICA’M, destaca que cuentan con el sistema MYAH, que permite prevenir y detectar pérdidas de visión en los más pequeños. Gómez afirma que supervisar la progresión de la miopía y analizar la eficacia de los métodos comparando mediciones con curvas de evolución de longitud axial, permite realizar un examen exhaustivo y avanzado para un control de la miopía con gafas y lentes de desenfoque periférico, lentes de contacto blandas de control de miopía y lentes Orto-k.
Para prevenir o ralentizar la progresión de la miopía, se recomiendan medidas sencillas pero efectivas. Fomentar el tiempo al aire libre y limitar el uso de dispositivos electrónicos pueden resultar beneficiosos. Mantener una distancia adecuada al leer o utilizar pantallas, asegurar una correcta iluminación y realizar descansos regulares durante actividades de cerca también son estrategias útiles.
La miopía es una condición visual creciente que afecta a un gran porcentaje de la población mundial. Su impacto en la calidad de vida y en la salud visual es significativo, especialmente si no se detecta y se trata a tiempo. La combinación de exámenes visuales regulares, el uso adecuado de correcciones ópticas y la adopción de hábitos visuales saludables son esenciales para manejar y prevenir la progresión de la miopía.