En un esfuerzo por adaptarse a las necesidades cambiantes de los consumidores y avanzar tecnológicamente, los supermercados están explorando nuevas formas de mejorar la experiencia de compra. Mientras algunos establecimientos mantienen las tradicionales cajas de cobro, otros han dado el salto a las cajas automáticas y el uso de bolsas de papel en lugar de plástico. Dentro de esta ola de innovación, Aldi ha introducido un enfoque novedoso al implementar en una de sus tiendas un sistema que requiere a los clientes realizar un pago previo antes de comenzar sus compras.
Este experimento, llevado a cabo en un establecimiento de Aldi situado en Greenwich, al este de Londres, exige a los clientes un depósito inicial de 10 libras (aproximadamente 12 euros) al ingresar a la tienda. Esta cantidad se descuenta del total al momento del pago, devolviendo la diferencia si el gasto es menor, o reembolsando el total si no se efectúan compras. Aunque esta medida tiene como objetivo mejorar la fluidez del proceso de compra y testear nuevas tecnologías como la inteligencia artificial para rastrear productos sin pasar por caja, de momento se limita a esta ubicación específica y no está prevista su expansión a otras regiones o países, incluida España.
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