En Madrid, el verano se hace notar. El asfalto quema, las terrazas rebosan y numerosos comercios cierran hasta la vuelta de septiembre. Sin embargo, hay un rincón que no descansa nunca: La Flaca (Serrano, 43). Allí, el calor se sobrelleva con cañas frescas, vermuts sin prisa, tapeo castizo y un ambiente que mantiene su energía tanto de día como de noche.
Cocina ininterrumpida, planes sin reloj
Cuando el calor aprieta, lo último que apetece es mirar la hora. En La Flaca, la cocina no se detiene en todo el día, perfecta para esos planes improvisados que empiezan con un desayuno fresco, continúan con un tapeo al mediodía y terminan con una cena que se alarga entre guitarras, brindis y copas.
De lunes a domingo, la cocina sin horarios permite disfrutar de un gazpacho bien frío al caer la tarde, unas bravas de Mila a medianoche o un “medio pollo de mi suegra” como guilty pleasure a cualquier hora.
La terraza, la gran aliada
El verano madrileño se vive mejor al aire libre, y La Flaca cuenta con una terraza a dos alturas, amplia y climatizada, que invita a quedarse incluso en las noches más calurosas. Es el punto de encuentro ideal después de un día de compras por la Milla de Oro o simplemente para dejar que las horas pasen sin prisa.
Vermú eterno y tardeo sin tregua
Los domingos son de vermú, pero en La Flaca se celebran por todo lo alto: refill ilimitado por 5 € hasta las 17:00 para brindar sin parar. Y cuando el sol empieza a bajar, la casa cambia de piel: El Tardeo cobra vida con luces bajas, música en directo, copas en mano y ese ambientazo que solo aquí se consigue. Flamenco, DJs y canciones coreadas hasta quedarse afónicos.
El verano se baila
Los viernes y sábados, el calor no se combate con abanico, sino con música. En La Flaca, el fin de semana es sinónimo de fiesta sin filtro: se canta, se baila y se vive como si no hubiera mañana. Porque el verano, incluso en Madrid, merece ser celebrado.