Una parte importante de la población en España se enfrenta a una realidad preocupante: peor alimentación, menor actividad física y una creciente sensación de no tener tiempo para cuidarse. Así lo refleja el último informe sobre Bienestar y Salud Laboral realizado por Edenred en colaboración con Savia, que revela que un 36,4 % de los españoles reconoce haber descuidado su alimentación debido al ritmo de su vida diaria. Del mismo modo, ese mismo porcentaje admite llevar un estilo de vida completamente sedentario, sin tiempo ni recursos para incorporar ejercicio físico en su rutina.
La alimentación, que va más allá de una necesidad básica, se convierte en un reflejo del equilibrio personal. No obstante, la rigidez de los horarios y la falta de tiempo para cocinar o planificar menús saludables provocan que el cuidado personal y familiar quede en un segundo plano. Esto no solo compromete la calidad de la dieta, sino también el bienestar general del hogar. Las generaciones más jóvenes son las más afectadas, ya que deben hacer frente a una combinación de alta presión laboral y responsabilidades familiares con escaso margen para priorizar su salud.
Millennials: en el centro de la vida familiar, los más afectados por la falta de conciliación
Casi la mitad de los millennials reconoce que su alimentación ha empeorado. El 44,2 % de los millennials jóvenes (25–34 años) y el 40,5 % de los millennials mayores (35–44 años) lo confirman. Este grupo, que hoy sostiene gran parte de la vida familiar en España, con la edad media del primer hijo ya por encima de los 32 años, afronta el reto de compaginar responsabilidades familiares y laborales en un entorno que apenas les deja espacio para conciliar ni para mantener una alimentación variada, equilibrada y compartida en casa.
Solo la Generación Z (18-24), quienes aún están comenzando su recorrido profesional, presenta cifras menos preocupantes, con apenas un 22,9 % que identifica un empeoramiento en sus hábitos alimentarios. Este contraste sugiere que el acceso temprano a entornos más flexibles puede marcar una diferencia significativa.
Al problema alimentario se suma otro igual de preocupante: el sedentarismo. Uno de cada tres españoles asegura que no puede moverse durante su jornada ni integrar ninguna forma de actividad física en su rutina diaria. Este fenómeno se agrava en comunidades como Comunidad Valenciana (42,4 %), Madrid (39,3 %), Cataluña (38,6 %) y Andalucía (38,0 %), que concentran los niveles más altos de sedentarismo severo.
A nivel generacional, los Millennials, adultos entre 25 y 44 años, son el grupo más afectado: más del 37 % declara no poder integrar movimiento o ejercicio en su día a día. La Generación X (45-54) les sigue de cerca, con un 36,2 %.
Conciliar y comer bien sigue siendo un privilegio
En este panorama, la flexibilidad aparece como un factor clave. Más de la mitad de los españoles, un 52,6 %, afirma que disponer de horarios adaptables tendría un efecto directo en su motivación y salud.
Esta percepción es especialmente fuerte entre los jóvenes. El 57,6 % de los Millennials jóvenes (25-34), el 56,3 % de la Generación Z (18-24) y el 54,1% de los Millennials mayores (35-44) coinciden en que la flexibilidad les ayudaría a organizarse mejor, cuidar su alimentación y, en definitiva, llevar una vida más equilibrada. No obstante, la brecha entre deseo y realidad persiste: el 43,2 % de la población sigue sin acceso a ningún tipo de medida flexible.
La falta de conciliación no solo impide equilibrar trabajo y vida personal, también repercute directamente en cómo se come en casa. Cuando no hay tiempo para planificar o cocinar, muchas familias recurren a soluciones poco variadas y equilibradas, sacrificando calidad, sabor y/o salud.
En este contexto, la colaboración entre Edenred y Wetaca, que permite acceder a platos caseros y equilibrados a través de Ticket Restaurant, responde a una necesidad creciente: la de integrar hábitos alimenticios saludables en la rutina diaria de los hogares forma sencilla y sin esfuerzo adicional. Más que una solución puntual, este tipo de propuestas reflejan un cambio de mentalidad que sitúa la alimentación como parte esencial del cuidado familiar y la conciliación diaria.