El ritual en el cual se elegirá al nuevo Papa se presenta como un evento lleno de misterio y expectativas. Durante este cónclave, los cardenales se reunirán en la Capilla Sixtina, donde realizarán votaciones en secreto hasta alcanzar un consenso sobre el sucesor. Este proceso, envuelto en tradición y simbolismo, genera gran interés entre los fieles y el público en general, ya que el resultado influirá significativamente en la dirección futura de la Iglesia Católica. La incertidumbre sobre quién será el elegido añade una capa de fascinación a un evento históricamente cargado de solemnidad.
Además de la vestimenta tradicional y los procedimientos estrictos, el ritual del cónclave está marcado por la famosa fumata, que anuncia al mundo entero si se ha elegido o no a un nuevo pontífice. Mientras que la fumata negra indica que aún no hay acuerdo, la blanca señala que un nuevo Papa ha sido elegido, desatando así momentos de emoción y expectativa entre la multitud que aguarda en la Plaza de San Pedro. Este proceso no solo subraya la importancia de la tradición, sino también la continuidad de una de las instituciones más antiguas del mundo.
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