El escenario en el Arena Castelao de Fortaleza dejó una imagen desoladora para Colo Colo, cuyos jugadores abandonaron el campo tras una apabullante derrota 4-0 ante Fortaleza, en medio del júbilo de la afición local que rompió una mala racha. Este nuevo revés, enmarcado en el centenario del club, es parte de una serie de infortunios que incluyen sanciones de la Conmebol, causada por incidentes violentos de hinchas que terminaron en tragedia. La pérdida de puntos y la prohibición de ingreso al estadio para los seguidores por diez fechas en toda Sudamérica agravan una crisis institucional que se refleja también en las finanzas del club, y se suma a la presión sobre el presidente interino, Aníbal Mosa, quien enfrenta disputas internas lideradas por el empresario Leonidas Vial.
La situación del club se ha convertido en un laberinto de problemas. A pesar de contar con uno de los planteles más caros de la historia chilena, el desempeño en el campo ha sido decepcionante, mientras figuras como Arturo Vidal no han logrado revertir el clima de inestabilidad. El entrenador Jorge Almirón, apoyado por la directiva opositora, no ha logrado eludir el caos, tomando decisiones cuestionables en la estrategia y la composición del equipo. En este panorama sombrío, las aspiraciones de clasificar a la Copa Sudamericana y recuperar la gloria local parecen lejanas, acrecentadas por la desconexión cada vez mayor con la hinchada pacífica. Las celebraciones del centenario, que prometían reavivar el espíritu del club, se han convertido en una pesadilla donde la sombra de una organización violenta y la frustración de sus aficionados empañan cualquier esperanza de resurgir.
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