El regreso de Ada Colau y Jordi Coronas, quienes formaban parte de la flotilla humanitaria interceptada por Israel, ha generado un renovado llamado a la atención internacional sobre la situación en Gaza. Colau y Coronas llegaron este domingo a Barcelona, vistiendo el chándal gris y la camiseta blanca que les fueron proporcionados en la prisión israelí de Ketziot. Ambos denunciaron haber sido «secuestrados y maltratados», insistiendo en que la misión humanitaria no ha concluido hasta que todos los compañeros regresen. Desde su llegada, han demandado la continua movilización ciudadana para frenar lo que califican como un genocidio contra el pueblo palestino, alegando que su detención violó el derecho a la libre navegación en aguas internacionales y describieron los abusos sufridos durante su encarcelamiento.
Durante los 35 días de su detención, los activistas han documentado diversas irregularidades, incluyendo el tratamiento agresivo por parte de las autoridades israelíes desde el momento del abordaje, que describen como un ataque no pacífico. Además de los maltratos físicos, denunciaron violaciones al debido proceso, como la obligación de firmar documentos bajo coacción. Colau ha señalado un cambio en la actitud de las autoridades israelíes tras las recientes protestas internacionales que apoyan la causa palestina. Sin embargo, aseguró que el grupo de activistas está valorando acciones legales para denunciar los abusos vividos. En tanto, varios miembros del grupo permanecen detenidos en Israel, a la espera de su deportación.
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