La expansión de los coches conectados plantea desafíos significativos en torno a la privacidad de los datos, según un informe de la Fundación Hermes. Los vehículos modernos recopilan información que va desde la geolocalización hasta los datos biométricos, a menudo sin el consentimiento claro del usuario. Esto podría potencialmente vulnerar la privacidad de conductores y peatones, mientras que la normativa europea actual parece insuficiente para proteger estos derechos. La patronal de fabricantes de coches, Anfac, insiste en el uso responsable de los datos, pero expertos afirman que la recopilación masiva y la falta de claridad en los términos de consentimiento representan una amenaza inminente para la ciudadanía digital.
Entre las preocupaciones más apremiantes está el tratamiento y potencial explotación de los datos recogidos sin autorización explícita. La Agencia Española de Protección de Datos y comités europeos abogan por prácticas que minimicen la invasión de la privacidad, solicitando que solo se recolecte información indispensable. Sin embargo, la Fundación Hermes advierte que la falta de estándares claros y la opacidad en el manejo de datos abren la puerta a abusos por parte de las marcas. Ante este panorama, la fundación sugiere implementar regulaciones más estrictas que garanticen el funcionamiento del vehículo sin necesidad de compartir datos, y recomienda a los consumidores exigir claridad sobre el manejo de su información personal al adquirir un vehículo.
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