A pocos días de las elecciones presidenciales en Estados Unidos, Donald Trump mantiene una ligera ventaja en las encuestas, proyectándose como el ganador gracias al sistema de Colegio Electoral, al acumular 287 votos electorales frente a los 251 de Kamala Harris. La campaña se centra en una serie de estados clave, conocidos como «swing states», que incluyen Arizona, Nevada, Georgia, Carolina del Norte, Pensilvania, Michigan y Wisconsin. Estos estados están registrando cifras récord de voto anticipado, con al menos 60 millones de votantes que ya han ejercido su derecho al voto. Harris intenta atraer a los votantes moderados, pero su falta de propuestas económicas claras, especialmente desde el debate del 10 de septiembre, ha mermado su capacidad de persuadir a los electores indecisos que una vez apoyaron a Trump.
En el estado crucial de Michigan, los votantes árabes, conocidos por su conservadurismo social, han comenzado a alejarse de los demócratas, debido a las políticas progresistas del partido, como los derechos al aborto y las propuestas en favor de la comunidad LGTBIQ+. Harris enfrenta además un desafío con los votantes afroamericanos, que, aunque en su mayoría respaldan a los demócratas, no lo hacen con la misma intensidad que con Barack Obama en elecciones anteriores. Asimismo, los votantes latinos muestran un giro gradual hacia el Partido Republicano, influenciados por las preocupaciones sobre economía e inmigración ilegal. En estados como Arizona y Nevada, hombres latinos manifiestan su preferencia por Trump, un patrón que se reflejó en las elecciones de 2020 en el sur de Florida y Texas, y se confirmó en las elecciones de mitad de mandato de 2022, sugiriendo que el apoyo latino al Partido Republicano podría mantenerse estable o incluso crecer en esta contienda.
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