El descenso de las temperaturas y la vuelta a la rutina en interiores propician la propagación de los resfriados, infecciones leves de vías respiratorias. Según la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria, es normal experimentar entre dos y cinco catarros al año, con mayor frecuencia en niños y personas en contacto con ellos. Los virus responsables suelen ser de la familia de los rinovirus, adenovirus y otros coronavirus. Aunque similares en síntomas a la gripe y la covid, los resfriados son generalmente más leves, sin fiebre alta ni dolores musculares, y desaparecen en una semana o diez días. El frío, al debilitar la mucosa nasal, facilita la entrada de estos virus.
No existe un tratamiento específico para los resfriados más allá del alivio de síntomas; antibióticos y antivirales son ineficaces. Se recomienda descanso, hidratación y tratamientos sintomáticos como paracetamol. Aunque estudios sugieren que el zinc podría acortar la duración del catarro, la evidencia es limitada. La vitamina C no ha demostrado ser efectiva para prevenir el resfriado, aunque algunos creen que puede acortar su duración. Medidas de higiene, como lavado frecuente de manos y ventilación de espacios, son clave para minimizar contagios. Consultar al médico es aconsejable si persisten síntomas o en caso de fiebre alta.
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