A partir de este mes, los propietarios que ofrecen pisos turísticos en plataformas como Airbnb y Booking deberán cumplir con nuevas regulaciones para seguir operando. Las autoridades urbanas han intensificado los controles sobre los alquileres a corto plazo, obligando a los anfitriones a adherirse a ciertos requisitos para evitar la eliminación de sus anuncios.
Uno de los cambios más significativos es la necesidad de obtener una licencia específica para el alquiler turístico. Los propietarios tendrán que presentar una solicitud ante el ayuntamiento local, donde se verificará el cumplimiento de normativas sobre seguridad, sanitarias y de accesibilidad. La falta de esta licencia podría resultar en la eliminación rápida de sus anuncios.
Adicionalmente, se ha impuesto un límite en el número de días que una propiedad puede ser alquilada si el propietario no reside permanentemente en ella, estableciendo un máximo de 90 días por año. Esta medida busca mitigar la saturación del mercado y el encarecimiento de los alquileres residenciales.
Este cambio ha generado inquietud entre los anfitriones, quienes dependen de los ingresos del alquiler turístico. Muchos han comenzado a buscar asesoría legal para entender mejor las nuevas normativas y asegurar el cumplimiento necesario para continuar operando.
Por otro lado, organizaciones vecinales han celebrado la medida, considerándola esencial para preservar la comunidad local y equilibrar el acceso a la vivienda. Sin embargo, los propietarios advierten que una burocracia excesiva podría desincentivar el turismo y perjudicar la economía local.
El futuro de los pisos turísticos en muchas ciudades dependerá del cumplimiento de estas regulaciones, lo que hará de los próximos meses un periodo crucial para la convivencia entre residentes, turistas y anfitriones.