La creciente contaminación ambiental, las olas de calor extremo y el ruido urbano se están manifestando de manera tangible en la salud de la población, según recientes estudios científicos. Investigaciones demuestran que el deterioro del entorno natural está vinculado a un aumento preocupante de enfermedades respiratorias, cardiovasculares y trastornos del sueño, afectando particularmente a las comunidades urbanas. El impacto no solo se limita a la salud física, sino que también incluye alteraciones emocionales y mentales, exacerbando el estrés y la ansiedad en el día a día de las personas.
La ciencia está avanzando en la objetivación de estos efectos, proporcionando evidencia concreta sobre cómo los cambios en el hábitat influyen directamente en el bienestar humano. Los investigadores subrayan la necesidad urgente de implementar políticas efectivas que reduzcan la contaminación y mitiguen el impacto del cambio climático. Además, destacan la importancia de sensibilizar a la población sobre la gestión del ruido y la protección de espacios verdes como elementos clave para mejorar la calidad de vida en las ciudades. Estos hallazgos subrayan la interconexión crítica entre la salud del medio ambiente y la salud pública.
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