En un ambiente cargado de entusiasmo y determinación, se inició la manifestación organizada por el Sindicato de Inquilinas y cerca de 40 colectivos. Con la consigna «La vivienda es un derecho, no un negocio» estampada en la pancarta principal, miles de personas recorrieron las calles para exigir acceso digno a la vivienda. Los organizadores de la marcha subrayaron la urgencia de implementar políticas públicas más justas que prioricen el bienestar de los ciudadanos sobre los intereses económicos del mercado inmobiliario. La convocatoria logró reunir a una gran diversidad de participantes, incluyendo familias, jóvenes, y personas mayores, quienes compartieron testimonios y propuestas para enfrentar la crisis habitacional.
La movilización se enmarcó en un contexto de creciente indignación social frente a los elevados costos de alquiler y las dificultades para acceder a una vivienda asequible. Portavoces del Sindicato de Inquilinas destacaron la importancia de la unidad y la acción colectiva para alcanzar cambios estructurales que garanticen el derecho a una vivienda digna. Diversas intervenciones a lo largo del recorrido reflejaron un sentir común: la necesidad de modificar el marco legal que permite la especulación y las prácticas abusivas en el sector inmobiliario. La manifestación culminó con una serie de discursos en los que se renovó el compromiso de seguir luchando por el derecho a vivir en condiciones justas y equitativas.
Leer noticia completa en El Mundo.