Las autoridades en México intensifican sus esfuerzos para limitar la difusión de narcocorridos, un subgénero musical conocido por enaltecer a figuras del narcotráfico y promover mensajes bélicos. En Ciudad de México, la jefa de Gobierno, Clara Brugada, ha anunciado que se impondrán restricciones para proteger especialmente a los jóvenes de estos contenidos en eventos públicos y gubernamentales. Esta medida se alinea con la iniciativa nacional promovida por la presidenta Claudia Sheinbaum, que busca impulsar corridos sin violencia. Brugada aclaró que no se trata de una prohibición tajante, sino de fomentar un diálogo para evitar acciones culturales que no contribuyen a la paz social. El llamado es a cuidar las letras y no el género musical en sí, enfatizando la necesidad de proteger a la ciudadanía de influencias nocivas.
Las restricciones no se limitan a la capital. En Estados como Jalisco, Michoacán, y el Estado de México, se han tomado decisiones similares para vetar conciertos que podrían hacer apología del crimen organizado. Recientemente, el incidente en el concierto del cantante Luis R. Conríquez en la Feria del Caballo de Texcoco escaló hasta convertirse en un altercado violento, reforzando el debate sobre la censura de estos géneros musicales. Por su parte, la presidenta Sheinbaum ha reiterado que prohibir un género sería absurdo, pero es crucial que las letras no promuevan la violencia o la apología de los delitos. A nivel internacional, la situación ha tenido repercusiones, como el retiro de los visados estadounidenses a los miembros de la banda Los Alegres del Barranco, subrayando la creciente presión contra los contenidos que glorifican el mundo del narcotráfico.
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