El fenómeno de la familiaridad con lugares icónicos a través de series y películas ha sido destacado por la creciente tendencia de plataformas como Netflix para representar ciudades globales en sus producciones. Este enfoque promueve una especie de «museística espacial», donde ciudades como Nueva York, París o Roma se convierten en tropos visuales fácilmente identificables, aunque no se haya visitado físicamente. Esta representación no solo simplifica la cultura de las ciudades, convirtiéndolas en atractivos turísticos, sino que también configura nuestro imaginario colectivo, afectando nuestra percepción del mundo y excluyendo del foco otros lugares menos representados en los medios.
En contraste, la película «La invasió dels bàrbars», dirigida por Vicent Monsonís, ofrece una visión más local y cercana al explorar escenarios familiares en la Comunidad Valenciana. La obra destaca por su contenido emocional y denuncia histórica, al tiempo que sorprende a los espectadores al utilizar espacios comunes como el ayuntamiento de Nules o un almacén de naranjas, conectando íntimamente a quienes conocen esos lugares. Esta representación cinematográfica plantea la importancia de incluir espacios y relatos obreros en el arte, abriendo un debate sobre cómo nuestras vidas y entornos forman parte del mundo que consumimos culturalmente. La película invita a reflexionar sobre la visibilidad de lo local en el cine, proporcionando una oportunidad para reconsiderar el papel del entorno cotidiano en la narrativa audiovisual.
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