El verano es una estación que invita a disfrutar del aire libre, pero también trae consigo ciertos riesgos para la salud de los más pequeños de la casa. Los cambios en las rutinas, la exposición prolongada al sol y la interacción frecuente con agua pueden desencadenar diversas enfermedades en los niños, según expertos de Quirónsalud Bizkaia. A continuación, se enumeran y detallan cinco de las patologías más comunes durante esta temporada, junto con las recomendaciones médicas para prevenirlas y tratarlas.
La piel, primera línea de defensa, puede ceder ante infecciones cutáneas como el impétigo, muy habitual en estas fechas. La doctora Raquel Fernández, jefa del servicio de Pediatría del Hospital Quirónsalud Bizkaia, explica que estas lesiones pueden aparecer en cualquier parte del cuerpo, especialmente alrededor de la nariz, boca y extremidades. El impétigo inicia como pequeños granitos o ampollas que evolucionan hasta formar costras amarillentas, y su rápida expansión requiere tratamiento con antibióticos, ya sean tópicos u orales dependiendo de la gravedad. La clave para prevenir esta infección es mantener una buena higiene, lavando bien las manos y desinfectando cualquier herida o rozadura en la piel.
La diarrea es otra de las enfermedades que incrementan durante el verano, y es crucial mantener a los niños bien hidratados. La doctora Fernández indica que las deposiciones blandas, líquidas y frecuentes son señales de esta afección, comúnmente causada por infecciones víricas. Además, puede estar acompañada de fiebre, dolor abdominal y vómitos. Los líquidos deben ofertarse constantemente, y en casos severos, se recomienda el uso de soluciones de rehidratación oral en lugar de refrescos, zumos o bebidas isotónicas. Aunque los niños con diarrea suelen tener poco apetito, no es necesario obligarlos a ayunar; es preferible ofrecer alimentos fáciles de digerir sin forzarlos a comer.
Las actividades acuáticas, tan comunes en verano, incrementan el riesgo de otitis, una infección de oído muy dolorosa. La doctora Jennifer Cueva, del Centro Médico Quirónsalud Plaza Euskadi, sugiere secar bien los oídos, usar tapones para evitar la entrada de agua y evitar el uso de bastoncillos que pueden provocar bloqueos al empujar la cera hacia adentro. Si se sospecha de una otitis, es fundamental consultar a un especialista para el tratamiento adecuado, típicamente con gotas óticas que contienen antibiótico y, en algunos casos, corticoides para reducir la inflamación.
La conjuntivitis también es frecuente en los meses de verano debido a factores como la exposición al sol, el salitre del mar, la arena de la playa y el cloro de las piscinas. El servicio de Oftalmología del Hospital Quirónsalud Bizkaia alerta sobre síntomas como picor, enrojecimiento e irritación de los ojos. La enfermedad es altamente contagiosa, por lo que es crucial mantener una buena higiene, especialmente lavando las manos frecuentemente y no compartiendo toallas. El tratamiento principal consiste en lavados con suero fisiológico y, si los síntomas persisten, la consulta a un pediatra.
Por último, el golpe de calor es una de las preocupaciones más serias durante el verano, especialmente en los niños menores de cuatro años, que son más vulnerables debido a su menor reserva de agua y sudoración. El doctor David Rivera del Hospital Quirónsalud Bizkaia detalla que esta condición puede manifestarse con mareos, vómitos, fiebre alta superior a 40°C, y en casos extremos, puede llevar a la pérdida de conciencia. Es esencial mantener a los niños hidratados y limitar su exposición a altas temperaturas para prevenir esta emergencia médica.
En definitiva, el verano puede ser una temporada de riesgo para la salud infantil si no se toman las medidas preventivas adecuadas. Los especialistas recomiendan prestar atención a la higiene, la hidratación y la protección contra el sol, para asegurar que los pequeños disfruten de un verano saludable y seguro.