Marineland, el mayor parque marino de Europa ubicado en Antibes, cerró sus puertas después de más de 50 años de actividad debido a la disminución del público y la ley de 2021 que prohíbe los espectáculos con cetáceos a partir de 2026. La decisión ha generado el desafío de reubicar a 4,000 animales, incluyendo a las orcas Wikie y Keijo, cuya situación es particularmente delicada. La opción de liberarlas en su hábitat natural fue descartada debido a su poca viabilidad para sobrevivir por sí mismas. Consideraciones logísticas y de bienestar han llevado al descarte de enviarlas a Japón, dadas las diferencias en regulaciones de protección animal y las preocupaciones por su salud.
Actualmente, el Ministerio de Transición Ecológica, en colaboración con Marineland, estudia posibles destinos para los cetáceos. Una opción propuesta es un parque marino en Tenerife, en las islas Canarias, aunque no es la única posibilidad sobre la mesa. También se ha considerado la creación de un santuario natural en Nueva Escocia, Canadá, aunque dicho espacio aún no está operativo. La ministra Agnés Pannier-Runacher subraya que es responsabilidad de Marineland presentar propuestas viables al ministerio, reconociendo la falta de un santuario globalmente adecuado para estas orcas. La situación refleja una evolución en la percepción pública sobre los espectáculos con animales, un cambio que se está observando a nivel internacional.
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