Un equipo de científicos españoles, liderado por el Instituto Geológico y Minero de España (IGME-CSIC) y el Instituto de Ciencias del Mar (ICM-CSIC), ha comenzado una expedición a la Antártida el 8 de enero para estudiar las fugas de gas metano en el Océano Austral. Estas emisiones están vinculadas al retroceso de los glaciares en la Península Antártica, una zona que presenta condiciones únicas para los depósitos de metano en estado sólido, conocidos como hidratos de metano. Este viaje forma parte del proyecto Iceflame, que busca comprender cómo la reducción de masa glacial y el levantamiento del suelo oceánico podrían influir en las emisiones de metano, un gas de efecto invernadero mucho más potente que el dióxido de carbono en términos de calentamiento global.
La expedición, que durará hasta el 8 de febrero a bordo del buque oceanográfico Sarmiento de Gamboa, incluirá la recolección de datos del fondo marino a través de sondas sísmicas y muestras de sedimentos, a profundidades de entre 500 y 4,000 metros. Los científicos buscan no solo identificar fugas actuales, sino también analizar el estado de las vastas reservas de metano helado que datan de la última glaciación, hace 20,000 años. Además, el proyecto pretende determinar cómo la desestabilización de estos hidratos podría implicar riesgos geológicos, como tsunamis, y contribuir al cambio climático. Los resultados de esta investigación podrían ser cruciales para la ciencia climática y la comprensión de los riesgos ambientales en la región antártica.
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