Los estafadores han encontrado un nuevo refugio en las redes sociales, donde pagan para promocionar vídeos diseñados para captar la atención de miles de potenciales víctimas. Estos anuncios, que suelen estar disfrazados de contenido legítimo o atractivo, buscan atraer a personas desprevenidas hacia esquemas fraudulentos o ventas engañosas. La estrategia se basa en la capacidad de las plataformas digitales para segmentar audiencias, llegando así a un grupo selecto de usuarios susceptibles a ciertas ofertas o promesas malintencionadas.
Las autoridades advierten sobre el creciente riesgo que representan estas prácticas, ya que los estafadores utilizan tecnologías avanzadas para hacer que sus anuncios parezcan creíbles. Los usuarios son incitados a hacer clic en enlaces que pueden llevarlos a sitios web fraudulentos o a descargar malware. Ante esto, se recomienda a los internautas ser cautelosos con los anuncios que encuentren en sus redes sociales y a verificar la autenticidad de los contenidos antes de interactuar con ellos. La creciente sofisticación de estos esquemas subraya la importancia de la educación y la concienciación en la prevención de fraudes online.
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