Chris Krebs, el exdirector de la Agencia de Ciberseguridad y Seguridad de Infraestructuras (CISA), ha dejado su posición en SentinelOne después de una reciente orden ejecutiva emitida por Donald Trump. Dicha orden no solo lo somete a una investigación del Departamento de Justicia, sino que también revoca sus credenciales de seguridad, impactando potencialmente también a empresas asociadas como SentinelOne.
Krebs, quien adquirió notoriedad tras afirmar que las elecciones de 2020 fueron «las más seguras en la historia de Estados Unidos», fue despedido por Trump mediante un tuit poco después de sus declaraciones. Este contexto marca un ambiente de creciente hostilidad hacia aquellos que desafiaron las afirmaciones de fraude electoral del expresidente.
A través de un comunicado en la web de SentinelOne y en su perfil de LinkedIn, Krebs manifestó que su renuncia es un acto necesario para enfrentar este desafío personal de manera independiente. Acompañó su mensaje con una frase en latín representativa de resistencia: “Illegitimi non carborundum”.
La orden ejecutiva del 9 de abril no solo cuestiona a Krebs, sino que también pide la revocación de acreditaciones de seguridad de individuos vinculados a él, lo que incluye a menos de diez empleados de SentinelOne. A pesar de la controversia, la empresa ha asegurado que su funcionamiento no se verá afectado significativamente.
Esta acción destaca una tendencia en el segundo mandato de Trump de silenciar o desacreditar a opositores, especialmente en áreas críticas como la ciberseguridad y la protección electoral. Bajo la dirección de Krebs, CISA jugó un papel crucial en la detección y denuncia de campañas de desinformación sobre las elecciones de 2020 y otros temas candentes.
En una entrevista con el Wall Street Journal, Krebs expresó su desconcierto ante las medidas del gobierno en su contra, comparándolas con sanciones que podría esperar de naciones extranjeras, no de su propio país. Kristi Noem, la actual secretaria de Seguridad Nacional y aliada clave de Trump, estuvo a su lado durante la firma de la orden ejecutiva.
Con estas circunstancias, Krebs no solo desafía personalmente este ataque político, sino que también planta cara en nombre de la independencia y la integridad dentro del sector de la ciberseguridad. Su salida de SentinelOne podría ser el preludio de un debate más amplio sobre el papel y la autonomía de los expertos en seguridad frente a presiones políticas.
«No es una cuestión personal, es una cuestión de principios», concluyó Krebs, dejando en claro su posición en esta intensa disputa.
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