Estados Unidos ha aumentado su presencia militar en el Caribe tras un incidente que involucró a dos aviones F-16 venezolanos que realizaron maniobras consideradas «altamente provocativas» cerca de uno de sus destructores. En respuesta a este evento, Washington ha decidido sumar 10 aviones adicionales a la zona, un movimiento que según fuentes del Departamento de Defensa busca asegurar la estabilidad y disuadir futuras acciones agresivas por parte de Venezuela. El incidente ha elevado la tensión entre ambos países, quienes ya mantenían relaciones diplomáticas deterioradas.
El incremento en el despliegue militar estadounidense no solo subraya la seriedad con la que Estados Unidos percibe la amenaza, sino que también envía un mensaje claro al gobierno de Nicolás Maduro. Las autoridades venezolanas no han emitido declaraciones formales respecto al incidente, pero estos movimientos han generado preocupación entre analistas sobre una posible escalada militar en la región. Mientras tanto, la comunidad internacional observa de cerca, llamando al diálogo para evitar un conflicto mayor.
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